“Vamos a tomar mate”

El mate es la infusión nacional de Argentina. Como el café en Italia o el té en Inglaterra, es La infusión por excelencia, un ritual diario extendido en toda la población. Es una infusión tonificante basada en las hojas de la planta de Yerba Mate debidamente tratadas. Sus orígenes son lejanos, esta planta se consumía en infusión antes de la llegada de los españoles, más tarde los jesuitas comenzaron a cultivarla extensamente por lo que fue conocida como el mate cocido de los jesuitas. Su preparación requiere el uso de algunas herramientas específicas; el mate, que es un recipiente especial de madera o metal que se utiliza para preparar la infusión, la bombilla, una especie de paja metálica que tiene a un lado un filtro especial que debe ser sumergido en la infusión, el mate, la yerba, una pava para calentar el agua y un recipiente térmico (el termo) para almacenar agua caliente durante la duración de la bebida. Después de haber llenado el mate con yerba, y calentar el agua en la pava que antes que hierva se la coloca en el termo; el agua debe ser vertida siempre en el mismo lugar, de manera que se humedezca sólo una parte de la yerba y se deje otra parte seca. En el punto donde se vierte el agua, se introduce la bombilla, que debe mantener siempre la misma posición. Empieza a beber quien ha preparado el mate, chupando la infusión con la bombilla hasta que el agua del mate se agote. En este punto, se añade más agua y el mate se pasa a la persona sentada a la izquierda: quien lo recibe lo bebe hasta el final y lo devuelve al primero, quien añade más agua y lo pasa al tercero, luego al cuarto y así sucesivamente. Las hojas inicialmente dejadas secas, son una reserva y cuando las primeras hojas se agotan (no liberan más sabor), las segundas se mojan y la bombilla se mueve para seguir bebiendo. Al final, cuando la yerba ya está muy mojada empieza a flotar y se cambia completamente o se deja de tomar mates. En la práctica, en la vida cotidiana, el ritual se simplifica por razones de tiempo pero el concepto permanece. En Argentina el mate se bebe amargo o dulce, añadiendo azúcar al agua o directamente al recipiente.